La capacidad de controlar las propias emociones y encontrar la mejor manera de reaccionar a las diferentes situaciones en la rutina laboral son características cada vez más apreciadas por las empresas.

Muchas empresas inclusive dan a la inteligencia emocional (IE) más importancia que al cociente intelectual (CI) al contratar personas.

Por qué contratar personas con inteligencia emocional

  • Según una encuesta recontentamente realizada en Estados Unidos a más de 2.600 técnicos de selección y profesionales de RRHH, el 71% dijo valorar más la inteligencia emocional (EQ) que el coeficiente intelectual (IQ). Además, el 59% descartaría candidatos con un IQ alto, pero con un EQ bajo.
  • Poseer un perfil multidisciplinar, gran polivalencia, proactividad y adaptación al cambio son algunas de las virtudes que más codician los currículums y demandan las empresas.
  • Desde pequeños, nos enseñan Lengua, Matemáticas o Geografía, pero casi nunca a conocer nuestros sentimientos y emociones y a manejarlos de manera útil. Todavía queda mucho por hacer.
  • Mientras las empresas buscan trabajadores con inteligencia emocional, los centros universitarios han relegado esta formación.
  • El ámbito social, el académico o el laboral son, en general, una proyección y un reflejo de la esencia personal. Es difícil imaginar a un profesional de éxito que sea inseguro, impulsivo, solitario, negativo, poco comunicativo y, lo que complica más el pronóstico, poco consciente de sus áreas susceptibles de mejora.

La capacidad de leer el lenguaje corporal y de controlar frustraciones son sólo algunas de las características de las personas que tienen una buena inteligencia emocional. Por ello cada vez son más evidentes las ventajas de contratar personas con esta característica. La evaluación de la inteligencia emocional de un empleado puede indicar su capacidad de desempeño de tareas, apunta un estudio de la universidad norteamericana Virginia Commonwealth, que estudió durante una década el papel de la inteligencia emocional.

“La empatía de las personas que tienen un cargo de autoridad es uno de los componentes de IE. Mejora la satisfacción, la adhesión y aumenta el grado de aprovechamiento de los empleados de las empresas”, afirma Aldan.

La función de un líder continúa el especialista, es impulsar a las personas a usar su potencial. “Cuando un líder es consciente, auténtico y actúa con integridad, construye confianza y compromiso para promover un ambiente en el cual los colaboradores pueden dar lo mejor de sí”, dice. El tema es tan importante que en 2013 pasó a ser materia obligatoria en los cursos de MBA en la Universidad de Harvard. El motivo es impactante: tras contratar personas que habían sido alumnos de la universidad, las empresas notaron que eran buenos técnicamente, pero que debían desarrollar la capacidad de relacionarse para obtener mejores resultados.

 

¿Se aprende la inteligencia emocional?

Este cuidado al evaluar la inteligencia emocional no se limita al momento de contratar personas. Un buen empresario también debe desarrollar la inteligencia emocional de sus colaboradores de manera cotidiana para mejorar su desempeño en la empresa. Actualmente, el mundo empresarial tiene muy en claro que el estilo tradicional de dirección en base a la imposición de autoridad “orden, control y castigo” ha pasado de moda al verificarse su ineficiencia. Esto significa que se acabó el “aquí mando yo” como modelo de liderazgo.

Las empresas necesitan directivos gerentes que sepan estimular, generar confianza y dar ejemplo a sus subordinados. Y esas habilidades solo se logran con un gran manejo de las competencias emocionales básicas. “Cerca de trescientos estudios patrocinados por diferentes empresas subrayan que la excelencia depende más de las competencias emocionales que de las capacidades cognitivas” Spencer y Spencer en su libro “Competence at work”.

 

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